El águila en el nopal y Frida Sofía.

19 de septiembre, México y terremoto, otra vez. En 1985 tenía casi 10 años y las imágenes que vi en televisión me impactaron mucho. Entonces no lo sabía pero estaba frente al poder de la noticia.

Ahora, a mis casi 42, apenas escuché el nombre “Frida Sofía”, supe que estábamos, potencialmente, ante una muy jugosa noticia. Más que el terremoto en sí mismo. 



El obelisco de Buenos Aires con el tricolor mexicano.



A diferencia del sismo de 1985, de 8.1 Mw, que se llevó a más de 30 mil víctimas, éste era 10 veces menos intenso, pero de todas maneras monstruoso, con sólidos 7.1 Mw de magnitud. Suficiente para crear caos, destrucción y muerte.
 

¿Tragedias naturales o irresponsabilidad?




Últimamente el continente se ha visto abrumado por los fenómenos naturales. El paso de los huracanes Harvey, Irma, José y María ha sido devastador en las islas del Caribe, especialmente en Barbuda y Dominica; e incluso en tierra firme, en Florida y Nueva York.

Se les acusa de ser tragedias naturales pero no son tragedias; son fenómenos. La tragedia se produce debido a la ocurrencia del fenómeno y la mala costumbre de los humanos de aglomerarnos en zonas vulnerables sin tener la previsión suficiente para evitar el desastre.

Lo que hace que un huracán sea una tragedia es que muere mucha gente. En Cuba, por ejemplo, el paso de Irma sólo dejó 10 muertes, 4 de ellas por negligencia de las mismas víctimas, que desobedecieron a las autoridades.

En el caso de los terremotos, es notable ver cómo aumenta el número de víctimas en la medida en que se hacen construcciones descuidadamente. Un terremoto no cobra un gran número de vidas humanas en las ciudades pequeñas y con pocos edificios altos. En la medida en que se acumulan pisos precariamente, las consecuencias son peores.


Los edificios colapsan por fallas estructurales.


En Ciudad de México en concreto, es sabido que los terrenos de la ciudad son sumamente blandos y que están propensos a este tipo de situaciones constantemente. Un terremoto sólo acelera el proceso de hundimiento.


Tenochtitlán y los méxicas





Cuenta la leyenda que los dioses le dieron a los méxicas la misión de encontrar una señal: un águila comiéndose a una serpiente, posada en un nopal. En ese lugar debían construir su civilización. Su ciudad sagrada.

El símbolo apareció, y la muy chingada estaba en una isla, justo en medio de un gran lago, el Texcoco. Allí nació Tenchotitlán, tras no poco esfuerzo. Era una ciudad pequeña, a la que se llegaba en canoas; perfectamente defendida de otros pueblos.



El escudo mexicano con su águila legendaria.



Llegaron los españoles y, según su costumbre “civilizatoria”, construyeron su ciudad cristiana justo encima de la que ya existía; tal como hicieron en Cusco, en Caracas o en cualquier lugar donde encontraban viviendas y templos: las echaban abajo y sobre las ruinas construían sus iglesias. ¡Y todavía los mexicanos le rezan a la virgencita de Guadalupe!

Es así como la Ciudad de México, con sus 30 y tantos millones de almas, reposa sobre uno de los terrenos más blandos y es tan vulnerable a los remezones de la Tierra.

Si los edificios están mal construidos, el desastre es mayor. Tal es el caso de la escuela en la que han fallecido más de 20 niños, cuya tragedia me hizo recordar lo ocurrido durante el terremoto de Cariaco, cuando la maestra Madeleilis Guzmán logró salvar a muchos niños, pero dio su vida en el intento de sacar a los que quedaban allí. El colapso del edificio se debió a que el mismo no cumplía con las normas de construcción sismorresistente.

Lo mismo ocurre con el edificio de costureras colapsado, que, irónicamente, recuerda que el tema de las costureras que trabajan bajo condiciones de explotación sigue idéntico a como era hace 32 años, cuando se desataron todos los escándalos mediáticos alrededor del tema. ¿Hasta cuándo la prensa servirá sólo para escándalos y ratings?


Frida Sofía, nunca más…




Y hablando de lo mediático y de los ratings, ahora se repite la historia de Omaira Sánchez, sólo que en formato mexicano.

El seguimiento que los medios de comunicación le dieron a Omaira fue tremendo. Se trata de una niña que quedó atrapada en Armero durante el deslave producido por la erupción del Nevado del Ruiz, en Colombia. El propio García Márquez escribió indignado acerca de ese caso.

Y es que a veces la prensa, los hilos que la mueven, son realmente malignos. La decisión acerca de qué caso atender o sobre qué situación llamar la atención puede estar motivada mucho más por el interés de mantener viva a la noticia (y el rating) que a la persona afectada. Incluso a veces se inventan casos.

En México, en 1985, se recuerda el caso de "Monchito", conocido también como "el niño fantasma", dado que tras haber asegurado que lo habían escuchado, realizaron labores de busqueda durante días, y luego no encontraron nada, ni siquiera su cuerpo. 

Durante el deslave de Vargas, en 1999 el conocido periodista y locutor César Miguel Rondón estuvo enganchado más de 5 días (y con ello mantuvo enganchada a la audiencia a su programa), con una persona que supuestamente se comunicaba a través de un celular y que no había podido ser rescatado. En algún momento, la gente se dio cuenta de que una persona aislada no podía recargar su celular así que debía tratarse de una patraña.

Pero al parecer Frida Sofía sí existe, y la situación por la que está pasando es terrible. La niña espera estoicamente el momento en que los rescatistas puedan llegar a ella y despejar el peso que puede derrumbarsele encima. Se encuentra en una de las áulas de su escuela, la Rebsámen, debajo de una losa de granito que, a su vez, aguanta el peso de una masa enorme de cemento y otros materiales colapsados.


Aspecto del rescate de "Frida Sofía".

La prensa se ha movilizado para mantener al resto del planeta muy bien informado acerca del caso particular; una breve búsqueda en google con “Frida Sofía” en el aparte de noticias ofrece 95 mil 60 resultados. 

Pero aún la prensa no informa quién es Frida Sofía. Su nombre no es ese, sino que un rescatista se lo colocó así para comunicarse con ella. No hay ninguna Frida en su escuela y todas las Sofía están a salvo con sus familiares. 

También trasciende que ninguno de los representantes de los alumnos de la escuela ha dado señales de buscar a una niña con sus características. Se supone, sin embargo, que están muy cerca de poder rescatarla.

A unos cuantos metros de la posible ubicación de la niña fue retirado el cadáver de una profesora de la Rebsámen, y se calcula que junto a Frida hay otras cuatro personas que, al parecer, siguen vivas. Los rescatistas están muy atentos y buscan una manera en que podrían sacarlas.

Esperamos de todo corazón que la historia de Omaira Sánchez esta vez no se repita, con su desenlace fatal. Mientras tanto y a pesar de que los puntos con edificios colapsados son cientos, la prensa sigue hablando de “Frida Sofía”, y es que es mucho más fácil de posicionar ese nombre en los titulares que “María Guadalupe”, el nombre de una de las costureras aplastadas.


Qué hacer en caso de sismo




Hace ya 5 años, participé en la campaña de prevención sísmica de la Fundación Venezolana de Investigaciones Sísmicas (Funvisis), y creamos estos videos  para ellos. Hago la voz del Profesor Cachi. Espero que sean de utilidad


Antes, durante y después del sismo:





Desalojando una escuela:





Preparación del morral sísmico:







Conformación de brigadas:


















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