Sin Fiesta (Sem festa)




El anuncio de la eliminación del Ministerio de Cultura de ese país por parte del recién ungido gobierno de Michel Temer, en Brasil, ha traído como repercusión la protesta de miles de artistas de ese país.

Hoy encontramos en el diario O Globo un artículo firmado por el gran cantautor Caetano Veloso, que él titula simplemente "Sin Fiesta". Reproduzco mi traducción al español del texto. He colocado en rosa claro algunos comentarios informativos:





SIN FIESTA



Rio de Janeiro - Parece que hay quien quiera festejar. Yo, en este primer momento del gobierno de Michel Temer, sólo tengo una gran queja por hacer: la extinción del Ministerio de Cultura es un acto retrógrado. Despues de haber, de forma oportunista, desistido de disminuir el número de ministerios, Temer, presionado por la mala repercusión de la noticia, hizo lo que la mayoría de los brasileños, acertadamente, quiere: podar la máquina administrativa, en la creencia de que, así economiza y se libra del toma y dame.

La verdad, el peso económico es irrelevante y la escogencia de los nuevos ministros no apuntan a um criterio técnico y meritocrático. Sería una belleza si un presidente peemedebista (del partido PMDB, socialdemócrata) nos librase del vicio de la distribución política de cargos, pero nuestra oficialidad no vive de bellezas. Reducir el número de ministerios es bueno de cualquier modo. Es bueno simbólicamente, formalmente. Pero la eliminación del Ministerio de Cultura es negativo. Sólo Collor (se refiere al ex presidente Collor de Melo) lo intentó antes, con tétricos resultados.

El Ministerio de Cultura demostró ser necesario en Brasil. Hoy tenemos estudios y proyectos brasileños como referencia em organizaciones internacionales que tratan los problemas de los derechos de autor en ambientes digitales.

Somos (o fuimos) pioneros en la lucha por la defensa de los creadores, que se encontraban ignorantes de qué, cómo, cuánto y cuándo cobrarían por la divulgación de su obra en plataformas de streaming. La Dirección de Derechos Intelectuales (DDI) del Ministerio de Cultura se estaba convirtiendo en un “think tank” especializado en tales asuntos. Sin hablar de la situación de lo audiovisual, que se hizo una actividad rentable; o en los Puntos de Cultura, que procuran acompañar y proteger centros de curaduría artística en todo el territorio nacional; o en la atención al patrimonio histórico.

Sin grandes aspavientos (muy por el contrario), el Ministerio de Cultura ha mostrado que el país pasó a dar a la produción cultural el valor que merece. Sé que los tontos habituales van a repetir que los artistas famosos brasileños viven del dinero del Estado, que quieren más, que son dependientes del gobierno. Repetirán todas las boberías que han dicho sobre la Ley Rouanet (ley brasileña de estímulo a la cultura que destina parte de los impuestos a ese rubro) y demostrarán todo el resentimento que sienten por los filmes, piezas, canciones, escritos, diseños, edificios, estatuas, performances, instalaciones, creaciones artísticas en general representa, cuando alcanzan multitudes o sensibilidades íntimas. No. Yo digo NO. Los artistas que se sienten atraídos por la historia del PT (Partido de los Trabajadores, el de Dilma y Lula), el más duradero y estructurado partido de izquierda del mundo contemporáneo, no dependen del gobierno. Yo no dependo del gobierno. Tengo mis opiniones propias y exhibo las contradicciones de mis búsquedas.

Sólo retiraré la afirmación de que degradar el Ministerio de Cultura a una secretaría dentro del Ministerio da Educación (que tiene una tarea gigante por delante) o a una Secretaría Nacional de Cultura ligada a la Presidencia de la República, como se plantea ahora, es retroceder, si, una vez en acción, el nuevo gobierno probara que es capaz de dar a la producción cultural la atención que requiere.

Si los trabajos de la DDI tuvieran continuidad, si los ajustes que se muestren necesarios en el uso de la Ley Rouanet sirvieran para que ésta sea mas eficaz en el estímulo a la inventiva, si otras áreas de la creación cultural fuesen llevadas a la condición de rentables (como lo audiovisual), si el Estado exhibiese que sabe cuánto puede repercutir el apoyo a la cultura en materia de crecimiento económico, directo e indirecto, local o como estímulo al turismo internacional. Sin eso, no quiero saber de la fiesta.



El texto original puede leerse en

http://oglobo.globo.com/cultura/artigo-sem-festa-por-caetano-veloso-19308827


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